Un encuentro inesperado...

En mi pareticular cortina de humo violeta veneno. Aparecí al pié del lago, sonriente... se me habían curado las heridas cuasadas por el poder de mi padre... y mi cuerpo volvía a ser aquella perfecta escultura sexual para los chicos. Me deshice de mi vestido blanco, quedándome solo en ropa interior... me acerqué por el muelle y metí uno de mis pies en el agua... estaba congelada. Sonreí ampliamente y me zambullí de cabeza en el agua, empezando a nadar a modo sirena para llegar lo más abajo posible antes de subir a toda prisa por falta de aire... la sensación de estar al borde de la asfixia... me encantaba.

Al salir, unos pies parados en el muelle hicieron despertar mi curiosidad... que raro, no había sentido a nadie cerca de mí, me eché las manos al pelo, para tirarlo hacia atrás antes de levantar la vista y sonreir ironicamente... -Cuanto tiempo... que haces aquí?.- pregunté con tono ronroneante

Salí del lago con un leve impulso, poniendome las manos en las caderas y observándole pasando la lengua por mi labio superior lentamente... -Te sorprendo? se puede saber por que... papi?.- Ennarqué una ceja empezando a andar hacia él, no era mi intención andar así... lo hacía provocadoramente todos los días... pero era pra los chicos del instituto, aunque ahora no me diese cuenta de que se lo estuviese haciendo a mi propio padre.

-Amor parental... supongo.- Le respondí ante sus dos preguntas, situándome a un par de pasos de él... nunca es que me hubiese tenido mucho aprecio aquel señor... pero entendía a mi madre... oh venga enserio, quien no tendría un desliz con el? yo misma quería hacerlo... aunque nsi el no me quería como hija... mucho menos como amante.
-Y bien... me vas a decir que has venido a hacer aquí? que yo sepa nunca fuiste un gran partidario d elas reuniones familiares...- Volví a sonreir suntuosamente

-Hombre... teniendo en cuenta que soy tu hija bastarda y de que convenciste a mi madre aquí solo para que mi madrastra no se enterara de tu "dote liberal"... no es que me queden muchas ganas...- Ladeé la cabeza dejando caer toda mi negra melena hacia un lado y bajando mi vista hasta sus pectorales, carraspeé y me volví a encontrar con sus ojos.

-Te ocurre algo? normalmente me habríaz amenazado de muerte... o insultado, hoy estás tan amable que me das miedo.- Fruncí el ceño realmente extrañada... que le pasaba? por qué no me tenía el desprecio que me tenía siempre? y por qué miraba tan pensativo el lago?

Solté una risotada burlona, como las que le sacaba mi madre y me acerqué un poco más a él -Y claro... como hoy estás pacífico has venido a ver si uso proteccion, si ya he dejado de encender la lamparita mientras me duermo y a ver como van mis notas? no seas ridículo Hades... si has venido es por algo... acaso tiene que ver con Megara?.- Lo más probable es que fuese eso...

-Así está mejor...- Le dí un par de golpecitos en el antebrazo, como un amo cuando adiestra a un perro, realmente me preocupaba Hades, era capaz de mandarme al Hades... "dios que juego de palabras más malo" ... con un solo chasquido de dedos, por lo que no me iba a pasar con las bromitas... -No... enserio, hay algo en tí, que no me gusta, y no es solo tu cara.- Sonreí sin dejar de ser venenosa -Te noto triste...- Dije con respecto a su contestación escueta de insultos y su mirada al lago... quizás solo era mi impresión, pero me lo había parecido. Al fin me quedé yo también mirando también al lago, nunca me había gustado hablar de sentimientos... menos si eran con ese calibre de personas

-Y si tienes un mal día... por que vienes a la academia donde están 3 de tus innumerables hijos?.- Pregunté yendo al grano de la cuestión, quería saber por qué estaba exactamente aquí... me reconocería como hija legítima? no... eso nunca.

-Vale vale... ya paro.- Me encogí de hombros mirando satisfecha que al menos tenía un conjunto de lencería cara, para una vez que me presentaba a mi padre así prefería que fuese con este modelito. -Pues... Timmy está bien, repugnante como siempre... y tu hijita luminosa como siempre, aburrida.- Comenté satisfecha de ser la única que poseía el don más poderoso de su padre.

Apreté la mandíbula y no dudé un solo segundo en torcerle la cara con una gran bofetada que resonó como dos piedras chocando entre si... me daba igual cual fuese el precio a pagar por pegarle al dios de los muertos -No vuelvas a nombrar a mi madre... o te juro que yo misma me encargaré de que Perséphone lo pase mal.- Alcé el mentón lentamente indicándole que no era mentira alguna.

Solté un chillido, que fuerza tenía el muy... Caí al suelo quedando apoyada en un costado y llevándome la mano al labio... estaba sangrando... YO! estaba sangrando! -Como te atreves...- Sollocé indignada levantándome quejumbrosamente, y demasiado lento, aun me dolía la cara y mi mejilla palpitaba sintiendo aun la bofetada.
-Te he dicho que no la nombres... O ACASO APARTE DE GILIPOLLAS ERES SORDO!.- Chillé eufórica lanzándome furibunda cotnra el, pegándole otro golpe para continuar con una serie de patadas.

Estaba asustada... muy asustada, la primera vez que alguien me ponía la mano encima sin ser un entrenamiento... y más un hombre que imponía tanto ocmo él.
Me acorraló en un árbol, mi respiración estaba agitada y era totalmente irregular... en parte por los movimientos, en parte por aquella proximidad y por el susurro -Exacto... no la nombres, y mucho menos de esa forma... perro.- Le dije despectivamente, notando como mi corazón latía a mil por hora.

-Tu fin... cual era? probarme?.- Pregunté rabiosa por haber caido en una trampa tan simple en caso de que fuera eso... Me liberó y por primera vez me recorrió un escalofrio, me abracé a mi misma frotándome los costados de los brazos con el ceño fruncido.