Mis preciosas gemelas... [libre]

Aquella mañana había llegado al campo de entrenamiento con puntualidad, no había concertado a ningún instructor, tampoco lo necesitaba, no iba a practicar mis llamas azules, pero si mi combate cuerpo a cuerpo.
Me dirigí con avidez al campo donde había maniquís de paja y desenfundé mis dos preciosas gemelas. Dos dagas que se unían a las manos mediante un cierre, negras con un filo violeta y el mango dorado, me puse en posición y empecé a ejecutar una serie de patadas y cortes a todo lo que se me cruzaba por delante, soltando leves gritos de rabia.

Acabé con el último maniquí con una patada en el aire y haciendo un corte perfectamente vertical, sonreí satisfecha y a la vez frustrada... estúpida Daphne, me dijo que iba a venir a entrenar conmigo y en vez de su aura cual encuentro? la de un semidios...
Me puse las manos en las caderas a modo de jarra levantando una ceja interrogatoriamente, me preguntaba cuanto tiempo llevaría ahí -El campo está reservado hasta las 10, lo siento.- Sonreí con falsedad sin apartar mi mirada de la suya.

- Para mi por supuesto Demetrius - dije apareciendo en escena. Mire a Hypatia con una pequeña sonrisa arrepentida llegaba un poco tarde pero esque había subido supuestamente para mirar una pequeña cosa en la biblioteca y al final me había entretenido demasiado con mi hermana menor Selene y con mi madre.

Camine por el campo de entrenamiento hasta que llegue junto a Hypatia que por lo que veia ya llevaba un rato entrenando aqui. Luego dirigi mi mirada a mi hermano adoptando la misma postura que Hypatia. Técnicamente no era mi hermano pero al compartir padre el nombre correcto era hermanos y no hermanastros...

Agarré la daga con fuerza dispuesta a lanzársela al semidios boquisuelto... hoy no tenía el día con mucho humor y a la mínima juro que le iba a cortar la lengua.
Levanté la mano levemente pero una voz... ahora poco esperada interrumpió mi acto, chasqueé la lengua y me dediqué a asesinar con la mirada, no solo a Demetrius, sinó también a Daphne, no me gustaba que me hiciesen esperar y eso lo sabía.

- ¿Y para que tienes tanto interes en entrenar Demetrius? - pregunte mirando nuevamente a Hypatia sabía por su mirada que estaba enfadada conmigo no le gustaba que la hicieran esperar. Suspire ya se le pasaría... sabía que Hypatia era rencorosa pero al menos conmigo no tanto. Además no había sido mi culpa retrasarme y confiaba que mi hermano la iba a conseguir enfadar tanto que se olvidaría por completo de mi tardanza así que... - total entrenes o no seguiras siendo igual de malo - dije mofandome de él. Nunca me había llevado especialmente bien con él aunque tampoco llegaba a odiarlo...

-Mira niñato en esta academia las normas se respetan y el campo está reservado hasta las 10? me oyes? y como no salgas de aquí mis dagas se afilarán sacándote la carne de los huesos.- Bien sabido era en la academia que los semidioses no eran d emi agrado... y mucho menos los vacilones, y si a eso le sumabas que tenía que haber roto los maniquís yo sola, mis palabras eran suaves a comparación con lo que realmente quería hacerle. Mis ojos grises se clavaron en él, aferrándome a las dagas con rabia.